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Riesgos derivados del trabajo con cultivos animales y en instalaciones veterinarias

Última modificación
Fri , 09/02/2024 - 06:25

Los animales son trasmisores de enfermedades, de forma natural, al hombre y viceversa. 

Este tipo de enfermedades compartidas por los animales y el hombre se denominan Zoonosis (del griego zoo, animal y nosis, enfermedad).

La mayoría de actividades de trabajos con animales estarían incluidas, a la hora de evaluar los riesgos biológicos, entre las actividades donde no hay una intención deliberada de utilización o manipulación de los agentes biológicos (contacto con animales o con productos de origen animal) y la posible exposición, por tanto, es incidental al propósito principal de la actividad que se realiza. Solo en actividades de laboratorio, donde se realiza la inoculación de agentes biológicos a los animales, hablaríamos de actividades con intención deliberada de manipular estos agentes.

Veasé "La UPRL informa. Trabajo con animales: aprende a evitar riesgos"

Los agentes biológicos, a los que se puede ver expuesto el personal que trabaja con animales, van a depender de las especies animales con las que se trabaja, las condiciones de los lugares de trabajo donde se desarrolla la actividad, el cuidado que se preste a estos animales y las actividades que se realicen con ellos.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define las ZOONOSIS como aquellas enfermedades que se transmiten de forma natural de los animales vertebrados al hombre, y viceversa. Existen además otras enfermedades infecciosas (bacterianas y víricas) que, aunque ordinariamente no se transmiten del hombre a los animales, pueden afectar a ambos, para las cuales también se utiliza el término zoonosis. Se trata de agentes que viven de forma saprofítica en ciertos medios y son fuente de infección tanto para el hombre como para los animales, como por ejemplo la listeriosis.

Las zoonosis pueden clasificarse desde diferentes puntos de vista. A grandes rasgos se pueden distinguir entre zoonosis bacterianas, víricas y parasitarias en función del agente infeccioso de que se trate.

No obstante, nos centraremos en la clasificación realizada por la Organización Internacional de Trabajo (OIT) que, desde el punto de vista profesional, divide a las zoonosis en tres categorías en función del grupo de animales que sirve de fuente de infección principal de la infección humana. Se trata de una clasificación abierta ya que las infecciones se transmiten de un grupo animal a otro y algunas de estas especies pueden incluirse en más de una categoría:

  • Animales domésticos, aves de corral y animales caseros: Constituyen el grupo más numeroso y comprenden infecciones como el carbunco, la brucelosis, la fiebre Q, leptospirosis, tuberculosis etc. Entre el grupo de trabajadores con mayor riesgo de exposición, figuran los ganaderos, granjeros, veterinarios, trabajadores de mataderos, de la lana y el pelo, etc.
  • Animales salvajes y merodeadores o sinantrópicos: Las zoonosis derivadas de este grupo son, entre otras, la peste, la tularemia, la salmonelosis, la leptospirosis, fiebre Q, etc. Los trabajadores con mayor exposición son los cazadores, conservadores de animales salvajes, guardias rurales, leñadores, horticultores y otros trabajadores rurales.
  • Animales de laboratorio: Se incluyen en este grupo enfermedades infecciosas transmitidas principalmente por roedores y conejos de laboratorio, como por ejemplo la salmonelosis, fiebre por mordedura, leptospirosis, etc. No obstante, el uso creciente de primates en el campo de la investigación, ha incrementado las enfermedades transmitidas por este grupo animal, como la enfermedad de Marburg, transmitida con preparados de cultivos celulares a partir de riñones del mono Cercopithecus aethiops (mono verde).

El riesgo de exposición a agentes biológicos deriva del contacto directo con animales o con sus fluidos, esta exposición puede producirse durante la aplicación de tratamientos (cirugía, administración de vacunas y medicamentos, etc.), manipulación de fluidos (sangre, orina, material fecal, placentas, saliva, etc.) y de muestras extraídas para fines diagnósticos y también por contacto con instrumental o materiales contaminados. Por ello, la asistencia veterinaria se puede incluir entre las actividades que no implican la intención deliberada de manipular agentes biológicos o de utilizarlos en el trabajo pero pueden provocar la exposición de los trabajadores a estos agentes (Anexo I del RD 664/1997 sobre la protección de los trabajadores contra los riesgos relacionados con la exposición a agentes biológicos durante el trabajo).

También, el personal que trabaja con animales, puede estar expuesto a alérgenos de origen animal (pelos, plumas, escamas, orina, etc.), que aunque no están incluidos entre los agentes biológicos evaluables por el R.D. 664/97, sobre la protección de los trabajadores contra los riesgos relacionados con la exposición a los agentes biológicos, hay que tenerlos en cuenta a la hora de evaluar el riesgo que pueden suponer para los trabajadores.

Los agentes biológicos en actividades en contacto con animales tienen diferentes vías de entrada, estas vías son: contacto, digestiva, parenteral y aérea. Así, por ejemplo en la Brucelosis, la Zoonosis se transmiten al hombre por contacto directo con los animales infectados, sus excretas o la inhalación de bioaerosoles en ambientes contaminados, sin que exista transmisión de persona a persona.

Por ello, las medidas de protección deben ir encaminadas a evitar la entrada de los microorganismos, en los trabajadores, a través de dichas vías.

Algunas de las enfermedades producidas por agentes biológicos y que pueden contraerse en el mundo laboral son:

  • Brucelosis, que puede afectar a ganaderos, veterinarios y trabajadores de mataderos en contacto con animales infectados,
  • Carbunco, que constituye un riesgo para los trabajadores que manipulan pelo, pieles, lana y derivados de animales infectados,
  • Tétanos en colectivos tan diversos como trabajadores del medio agropecuario, bomberos, forestales o cuidadores de parques y jardines.

zoonosis

Las principales vías de exposición y de entrada en el organismo de los agentes biológicos pueden ser: inhalación de bioaerosoles, absorción a través de la piel y de las mucosas, penetración a través de heridas, ingestión (consecuencia de hábitos higiénicos deficientes), mordeduras, arañazos y, de forma accidental, por pinchazos o cortes con materiales cortopunzantes. En el caso de mordeduras y/o arañazos, muy frecuentes en esta actividad, pueden resultar graves cuando se trabaja con animales no vacunados, abandonados o silvestres.

Entre los efectos derivados de la exposición a agentes biológicos en profesionales que trabajan con animales destacan las dermatitis de contacto y las reacciones alérgicas, producidas por la exposición a alergenos procedentes de la saliva, pelo, plumas, descamaciones cutáneas y otros tejidos animales, que pueden ocasionar básicamente enfermedades alérgicas respiratorias. Sin embargo, el efecto más importante es la posibilidad de contraer una zoonosis.

Los métodos de prevención de la lucha contra las zoonosis son limitados, precisamente por tratarse de enfermedades transmisibles al ser humano y que son capaces de producir epidemias. Debe tenerse en cuenta, además, que pueden afectar tanto a los trabajadores como a la población en general.

Igual que ocurre con la mayoría de enfermedades profesionales, la investigación de los casos en los que se pretende atribuir las zoonosis al riesgo profesional no siempre es fácil. En este caso, además, la enfermedad profesional no difiere clínicamente de la misma enfermedad contraída en otras condiciones, como por ejemplo comiendo, bebiendo, practicando deporte, etc.

Todas las zoonosis pueden ser enfermedades de origen profesional. Algunas de éstas figuran en el epígrafe: Enfermedades infecciosas o parasitarias transmitidas al hombre por los animales, del vigente Cuadro de Enfermedades Profesionales

Medidas preventivas para evitar zoonosis

Las infecciones humanas que resultan del contacto con animales están directamente relacionadas con la salud de aquéllos. Por este motivo, las medidas preventivas deben encaminarse, por un lado, a prevenir accidentes de trabajo tales como mordeduras y arañazos y, por otro, a evitar la exposición a agentes biológicos que puedan afectar a los animales o que puedan contener sus fluidos biológicos.

En muchas ocasiones, la propia actividad desarrollada en estos centros hace difícil evitar la exposición a agentes biológicos, por lo que es importante que el plan de medidas preventivas incluya disponer de procedimientos de trabajo, materiales adecuados y medidas de prevención específicas.

En cualquier caso, la prevención de la exposición a estos agentes biológicos requiere una fase previa de identificación de peligros, diagnóstico y valoración de los riesgos en las diferentes tareas.

La identificación del riesgo biológico tiene que realizarse considerando el tipo de animales con los que se trabaja y las enfermedades transmisibles propias, las tareas y situaciones de trabajo que implican el contacto potencial con los reservorios y fuentes de contagio.

La valoración del riesgo debe tener en cuenta la frecuencia de las tareas y las situaciones identificadas como potencialmente de riesgo, es decir el control de los agentes biológicos en los animales y en el entorno de trabajo, complementado con medidas de vigilancia de la salud de los trabajadores e información a los mismos.

La mejor manera de eliminar el riesgo de contraer infecciones zoonóticas de origen profesional consiste en suprimir reservorios y vectores. Sin embargo, es difícil de alcanzar o en determinadas ocasiones imposible, por lo que deben adoptarse un conjunto de medidas de carácter preventivo.

Las medidas de protección de tipo físico son aquéllas destinadas a evitar el contacto con los agentes, sobre la base de confinamiento (cabinas de seguridad biológica) y a barreras frente al contacto dérmico o mucosas (guantes, pantallas faciales, gafas) y respiratorio (máscaras y mascarillas con filtros); algunos autores incluyen dentro de este tipo de medidas la utilización de medios físicos para desinfección y esterilización, como son el calor, las radiaciones ultravioleta y las radiaciones ionizantes. Las medidas de prevención de tipo químico hacen referencia a la utilización de desinfectantes y esterilizantes químicos, mientras que las medidas de tipo biológico contemplan la vacunación o inmunización activa.

Algunas acciones recomendadas para prevenir el riesgo de exposición a agentes biológicos son las siguientes:

  1. Identificar los animales susceptibles, si es posible.
  2. Reducir la exposición de los trabajadores.
    • Tener a los animales en las mejores condiciones posibles en los entornos de trabajo.
    • Aislamiento de animales enfermos.
    • Aplicación de las precauciones estándar en la manipulación de sangre u otros fluidos biológicos.
    • Medidas específicas para evitar que los trabajadores, debido a las tareas que realizan, puedan sufrir cortes, pinchazos, arañazos, mordeduras.
    • Utilización correcta de elementos corto-punzantes.
    • Control de áreas que puedan ser fuente de infección.
    • Disponer de instrucciones escritas en el lugar de trabajo que contemplen la actuación en caso de accidente o incidente que pueda suponer una exposición a agentes biológicos.
  3. Utilización de equipos de protección individual.
    • Mascarillas frente a materia particulada FFP2 o FFP3, según UNE EN 149, en aquellas operaciones donde se puedan producir inhalación de bioaerosoles (limpieza de excrementos, limpiezas con agua a presión, ambientes pulvígenos, etc…)
    • Gafas de protección, según UNE EN 166, en aquellas operaciones que puedan producir salpicaduras de fluidos de los animales a los ojos (trabajos veterinarios, atención de partos, etc…)
    • Guantes de protección frente a productos químicos y microorganismos, según UNE EN 374, en aquellas tareas en contacto con fluidos de animales (curas de heridas, atención a partos, etc…)
    • Guantes de protección frente a riesgos mecánicos, según UNE EN 388, en aquellas tareas.
    • Ropa de protección, según UNE-EN 14126, en aquellas tareas donde se trabaja con animales enfermos o pueda haber grandes salpicaduras de fluidos animales (trabajos en laboratorios de experimentación animal, atención a partos en granjas, etc…).
  4. Vigilancia de la salud.
    • Vacunación. (la mayoría de las enfermedades Zoonóticas no tienen vacunas eficaces para minimizar el riesgo).
  5. Medidas higiénicas: 
    • Disponer de suficientes instalaciones sanitarias (lavabos, duchas, vestuarios, productos lavaojos y antisépticos para la piel).
    • Lavado de manos con antiséptico. La utilización de guantes no debe sustituir el lavado de las manos.
    • Disponer de procedimientos específicos para la limpieza, desinfección de las instalaciones, equipos de trabajo, etc…
    • Cubrir las lesiones de las manos con apósitos impermeables.
    • Disponer, dentro de la jornada laboral, de 10 minutos antes de la comida y otros 10 minutos antes de abandonar el trabajo, para el aseo personal. Lavado de manos incluso después de haber utilizado guantes.
    • Limpieza, desinfección y esterilización de instrumentos e instalaciones.
    • Normas que prohíban comer, beber, fumar, aplicación de cosméticos así como la manipulación de lentes de contacto en las áreas de trabajo.
    • Tener establecido un procedimiento para la limpieza y desinfección de la ropa de trabajo.
    • Disponer de un sistema que impida mezclar la ropa de trabajo con la ropa de calle.
    • Procedimientos para el control de plagas.
  6. Formación e información suficiente y adecuada en los riesgos y sus medidas preventivas.
  7. Procedimientos correctos de gestión del riesgo biológico como por ejemplo: registros de actividades, incidencias, eliminación de residuos, etc.
  8. Correcta gestión de residuos sanitarios (Veasé el procedimiento en la UZ). 

Otros riesgos en centros veterinarios

Los trabajadores de los centros veterinarios son un colectivo expuesto a distintos riesgos laborales en su actividad diaria, asociados tanto a la exposición a agentes físicos y químicos como a agentes biológicos.

riesgos veterinarios

Otro aspecto a tener en cuenta es la seguridad en el manejo e interacción directa con los animales, pues la respuesta de los animales puede ser infinitamente variada, y en algunos casos muy peligrosa. En el manejo y contacto con animales, no debe de bajarse nunca la guardia, pues la posibilidad de ataque, embestida, inoculación, etc. están presentes como riesgo no eliminable y debe ser controlado para su minimización.

Animalarios

Para el trabajo en animalarios habrá que tener en consideración lo especificado en la Guía de INSST que desarrolla el RD 664/97, Apéndice 13 que hace referencia a los requisitos en bioseguridad que deben cumplir los locales para animales deliberadamente contaminados con agentes biológicos, normalmente utilizados en el estudio de enfermedades infecciosas y en el ensayo de vacunas y medicamentos. 

El empleo de animales de laboratorio con fines experimentales y de diagnóstico también impone al usuario la obligación de adoptar todas las medidas necesarias para evitar que estos padezcan dolores o sufrimientos innecesarios. Estas medidas están recogidas en la Ley 6/20131, de modificación de la Ley 32/2007, para el cuidado de los animales, en su explotación, transporte, experimentación y sacrificio, y en el Real Decreto 53/20132, por el que se establecen las normas básicas aplicables para la protección de los animales utilizados en experimentación y otros fines científicos, incluyendo la docencia. 

El Real Decreto 53/2013, sobre protección de los animales utilizados para experimentación y otros fines científicos, establece, entre otros aspectos, las condiciones en las que se pueden utilizar los animales de experimentación, el registro de establecimientos de cría, los suministradores y usuarios de animales de experimentación, los requisitos de las instalaciones y equipos de los mismos, tanto materiales como humanos, con especial hincapié en cuál debe ser su formación. 

También es de aplicación a las unidades de experimentación animal la Ley 32/2007, en la que se establecen las normas básicas para la explotación, el transporte y el sacrificio de los animales, así como en la experimentación con los mismos. 

Los animalarios, al igual que los laboratorios, pueden clasificarse en cuatro niveles de bioseguridad. Para establecer el nivel de bioseguridad necesario para el trabajo con animales de experimentación se deben tener en cuenta: 

  • La especie animal con la que se va a trabajar, prestando especial atención a las enfermedades que puede transmitir al hombre, sus parásitos naturales, su agresividad, sus formas de ataque, como mordeduras, arañazos, etc., así como a la posibilidad de que puedan generar sensibilizaciones o alergias. 
  • Los agentes infecciosos o microorganismos que se van a investigar o utilizar, teniendo en cuenta el grupo de riesgo al que pertenecen, su modo de transmisión, la vía de entrada al organismo del trabajador, la vía de excreción, la sensibilidad a fármacos y a desinfectantes, etc., así como la patogenicidad para los animales. 
  • Las condiciones de trabajo: procedimientos y prácticas de trabajo, especímenes, volúmenes y concentraciones utilizadas, etc.